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Es en apariencia una persona normal -siendo normal algo relativo- alegre siempre (aunque ya después sabría que no siempre es así, aunque no lo parezca), todavía no logro verla molesta, pero hay algo en ella que no puedo descifrar algo que me fastidia, algo que me causa impotencia y me carcome el cerebro.
Casi siempre cuando veo a las personas intuyo lo que puede estar sintiendo en ese momento, si están tristes, alegres, aburridas; pero con ella es diferente, no puedo saber, qué siente, si está incómoda o si quiere que me largue y la deje sola, y lo peor es que cuando le pregunto “cómo es que se siente” me dice con una sonrisa “estoy bien”.
La conocí ya hace mucho, quise forzar una amistad, yendo tras ella en sus ratos libres, tratando de buscar algún tema de conversación, queriendo hacerla reír, supongo que era patético, nuestras conversaciones no duraban mucho, ella me hacía una pregunta, respondía, y luego un largo silencio hasta que ella hacía otra pregunta y yo otra vez respondía, hasta hoy no entiendo porque mi cerebro se esforzaba por ser estúpido cuando estaba con de ella. Y bueno ya deben imaginar que después de algún tiempo tuve que tomar la trágica decisión de intentar dejar de ser su amigo porque uno de mis principios siempre fue no tratar de forzar algo.
Y fue así, nos cruzabamos, formamos grupos en algunos cursos, todo normal, ya no trataba de forzar nada, no la seguía, sólo charlabamos si es que el azar nos juntaba.
Lo interesante es que poco a poco y sin casi darme cuenta ya era mi amiga, a las salidas que organizaron mis amigos siempre estaba invitada ella, siempre ahí, conversaciones, risas, silencio y sobre todo buenos momentos.
Sin darme cuenta ya tenía un grupo formado de amigos, todo era genial, pero eso se tenía que terminar y se terminó, pero esa es otra historia.
Ya era bastante tarde, no se podía apreciar ningún rayo de sol. Nos sentamos en el bus sin hablar, estaba rara, creo que quería decirme algo, pero como yo tengo la mala costumbre de no intentar forzar nada simplemente me quede callado, conversamos de cosas triviales mientras seguimos devorando lo poco que quedaba de nuestras hamburguesas.
Bajamos del bus y solo fue necesario que yo diga cualquier palabra para que ella empiece con lo que tanto quería decir. Empezó a hablar y no se detuvo, yo solo tenía que escuchar, esperar a que termine, porque yo estaba solo para eso, escuchar; pero con cada palabra que decía sabía muy bien que todo sería diferente, ella después de todo el tiempo que compartimos, por fin estaba dejándome entrar a su mundo, un mundo lleno de contrastes, de áreas maravillosas, de criaturas mágicas, pero también de lugares oscuros, llenos de maldad, todo era tan desordenado, pero que a pesar de eso funcionaba perfectamente, otra cosa que noté es que parecía que a parte de mi y de ella, nadie había entrado a ese mundo.
- Quiero quedarme para siempre en este lugar - le dije.
- Es por eso que te deje entrar, no quiero estar sola.
Ahora ya a poco de terminar este escrito me pregunto que sera de mi vida en ese lugar tan mágico, espero que todo sea mejor, yo presiento que ese era mi lugar. Es ahí donde debo estar.
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